Zapatero, Botín y otros.

En el recordatorio de aplausos y glosas a Zapatero, en francés y alemán, por el recorte en pensiones y otros asuntos, me olvidé de citar a dos personajes muy importantes que lo hicieron en castellano: Botín del Santander y González del BBVA. Al primero, Botín, le faltó saltar de júbilo ante las medidas y, como debe ser muy educado, no pidió más; espera que en el futuro caigan más recortes después de tomarse un vino en La Moncloa acompañado de todo el clan, como en el pasado Enero. El segundo, González, que también mostraba acuerdo con Zapatero, exigía más de inmediato. González debe ser más grosero e impaciente al ser sólo jefe del segundo banco. Esos dos ya representaban a toda la corte de los milagros del capitalismo español, sean Rosell y la CEOE o los políticos, medios de propaganda y tertulianos que cada día se levantan juramentados para hacernos tragar una nueva piedra de molino del neoliberalismo, la privatización y la reducción de derechos de los demás, no de los suyos.
En medio, Zapatero, el gobierno y la plana mayor del PSOE, se ven como felizmente noqueados por los halagos de tan ilustre concurrencia. Son como el pelota que agradece que le pasen la mano por el lomo. Mañana ya cobrarán los servicios, como Felipe González y José María Aznar, aunque ahora no se vayan de vacío.
Y en el PP,¿qué? Pues, nada, Cospedal cobrando 240.000 E al año en premio a su capacidad dialéctica, Rajoy balbuceando noes, González Pons haciendo de malo aparejado a Cospedal, Arenas cazurreando historietas de Jerez y Esperanza Aguirre resumiendo la síntesis del programa político y económico del PP, nada secreto,por cierto. Todos ellos esperando un futuro en el que consideran que asumirán el gobierno entregado por Zapatero y el PSOE, sin necesidad de arremangarse y despeinarse para tomar medidas antisociales. Mientras Zapatero hace el trabajo sucio de los poderes económicos, el PP, a pesar de estar pringado en corrupciones hasta las cejas, podrá ir por el mundo defendiendo a los pensionistas, trabajadores y trabajadoras en paro, autónomos y jovenes. Todo esto forma parte de la miseria de la política. Como lo forma la foto de gobierno, patronal y sindicatos, juntando las manos para saludar un acuerdo que sólo beneficia por arriba a los de siempre y perjudica, también como siempre, a los de abajo. Me parece patético que los sindicatos hayan firmado, contribuyendo a acabar de desorientar, desmotivar y desmovilizar a la clase trabajadora y popular. Es como si la antaño izquierda social hubiese decidido que ya no es necesaria como tal y que con hacer un trabajo de acompañamiento en la gestión del capital ya cumple con su función de futuro. Lástima de historia de luchas y sacrificios.