domingo, 13 de febrero de 2011

Egipto.

Mubarak y su sistema de poder económico, militar y político eran el aliado perfecto de EEUU, Israel y Europa. Desde ahí nunca surgían criticas ni descalificaciones contra ese sistema ni contra Mubarak, al estilo de las reaccionarias y groseras que se hacen a Chávez o Morales. Menos aún se fomentaban y aplaudían golpes de estado como el producido en Venezuela. El régimen egipcio, Mubarak y su casta dominante, compartían negocios, política internacional y formación militar con EEUU, con los machacas europeos de EEUU y con los sionistas de Israel. Todo era perfecto, nada importaban las pésimas condiciones de vida y la pobreza de la mayoría del pueblo egipcio, las torturas y detenciones generalizadas, la democracia de cartón o la profunda corrupción. Todo era normal para la oligarquía capitalista dominante en el llamado occidente.
Cuando el pueblo tunecino inicia su lucha, la perplejidad y el temor se extienden por los "paises democráticos", pero como Tunez es un pequeño país de sólo once millones, se toman una raya tranquilizante y se encaraman a las manifestaciones como si las convocasen ellos, exigiendo a Ben Alí y a su gobierno que no mate ni reprima y que produzca cambios políticos. Hasta aquí la primera crónica de la hipocresía y falsedad del "mundo libre".
Cuando el movimiento de rebeldía y reivindicación se produce en Egipto, con ochenta millones de habitantes, la perplejidad y el temor se convierten en terror. Cuando ven el carácter masivo, persistente y cívico del pueblo en la calle, reaccionan como los ejecutivos de una empresa que tienen miedo a perder uno de sus principales clientes. Y entonces piden cuidado, prudencia, equilibrio, cambios, elecciones, todo y manteniendo los mismos poderes. Finalmente, ante la tenacidad y firmeza del movimiento de masas se aprestan a intervenir en profundidad exigiendo y preparando el cambio. Ya saben, que cambie todo para que siga igual en lo fundamental de los intereses económicos, militares y geopolíticos de EEUU, Israel y los aliados. Los teléfonos de las cancillerías y embajadas del occidente imperial están al rojo vivo y los conspiradores de sus agencias de espionaje trabajan a destajo para que no se les escape el asunto de las manos y se aprestan a situar al sucesor y sucesores, que deberán continuar siendo garantes de sus intereses. La Unión Europea, que ha defendido hasta el último momento al régimen, pidiendo, eso sí, cambios formales,ahora se encarama a un discurso de la democracia y del pueblo. Zapatero y su gobierno se unen al clamor democrático con el entusiasmo del último llegado. Obama hasta compara Egipto con el muro anunciando un cambio de época. Sólo Israel es claro defendiendo a Mubarak, porque es el que más conviene a sus intereses de dominio de la zona y de opresión de los palestinos.
Farsantes! Sólo quieren reconducir el proceso, de acuerdo con los altos militares, políticos y grupos económicos dóciles de Egipto, para desembocar en la situación que les conviene, dejando en el camino a los muertos y heridos y al pueblo que ha luchado y sufrido. No hay ninguna duda de que las diversas CIAS que siempre han estado presentes en Egipto, trabajan a marchas forzadas para mantener al país en su órbita. No se ha escrito, pues, la última palabra. La masividad, combatividad, civismo y épica valiente y pacífica de los egipcios merecen una salida que no sea la imitación burda de la democracia occidental, cada vez más restrictiva con los derechos sociales y libertades y subsidiaria del capital, sino un sistema democrático, en lo económico y en lo político, que ponga en primero, segundo y tercer plano la mejora urgente de las condiciones de vida de la mayoría de la población, que vive ahora en la pobreza, la indigencia y la marginación. Ello acompañado de una verdadera libertad, que no sea un vocablo vacío, útil para votar de vez en cuando sin que cambie nada. Eso apoyamos.

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