miércoles, 10 de octubre de 2018

TRAGEDIA Y FARSA, SE MEZCLAN Y SUCEDEN.

Dícese que el filósofo alemán Friedrich Hegel desarrolló en sus escritos la tesis, u opinión, de que los hechos se repiten en la historia. No viene a cuento ampliar y desarrollar aquí el asunto. Estando de acuerdo con ello, Karl Marx añadió lo siguiente en su libro El 18 Brumario de Luís Bonaparte: "Hegel dice en alguna parte que todos los grandes hechos y personajes de la historia universal aparecen, como si dijéramos, dos veces. Pero se olvidó de agregar: Una vez como tragedia y la otra como farsa".
Valga estas citas para analizar la situación que está viviendo Catalunya por los efectos de la acción aventurera de los nazional -secesionistas. En Catalunya estamos en una farsa permanente precedida o mezclada con una "tragedia" de carácter humano, social y cultural que los trabajadores y trabajadoras y el conjunto de la población, incluidos los niños, viven desde hace tiempo en diversos grados de enfrentamiento, pelea, división a todos los niveles: el familiar, de barrio, de empresa, escolar, deportivo...Marx debería añadir ahora que no están reñidas tragedia y farsa al mismo tiempo. 
Los que pusieron en marcha este "procés" irracional de lucha de identidades que no de clases, a partir de la prostitución de conceptos básicos en el lenguaje y en la acción, tienen practicamente toda la responsabilidad política. Prostituyeron el concepto de revolución con una contrarrevolución económica, social y cultural en toda regla, prometiendo el paraíso y la fraternidad  de un solo pueblo cuando los españoles les dejaran de robar, mandar e imponer; asimismo convirtieron su acción fanática, aventurera y anti solidaria en un concepto y una acción radical; y para colmo, arrastraron por el lodo de su "monarquía bananera hereditaria", con algunos de sus principales jefes en la cárcel, o a punto de entrar en ella por ladrones, el término República, que es nada más y nada menos que el intento democrático institucional de acercar el poder a la sociedad para que este poder sea más racional, justo y participativo. Y todo ello lo hacen engañando, narcotizando y convirtiendo en zombis a una masa horneada por las mentiras y la manipulación que destilan diariamente en "sus" medios de propaganda, en especial TV3.  O sea, que contaminan y crean una realidad ficticia, después de anular la conciencia crítica y el sentido común de centenares de miles de personas. En la reciente historia española ya hubo una situación similar cuando la acción terrorista de ETA generó un pensamiento más conservador, reaccionario y fascista en amplios sectores de la sociedad. Con su "nazionalismo identitario", los secesionistas están consiguiendo el mismo efecto en sectores de la sociedad española actual. 
¿Y la izquierda, la socialdemócrata de siempre y la antaño llamada "alternativa", la sindical, la política y gran parte de la cultural, qué hacen? Hasta el momento, totalmente, o casi, estar ausentes de la realidad, en un permanente despiste, cuando no abierta complicidad de amplios sectores con los secesionistas. Una izquierda que ha perdido como práctica concreta sus referentes internacionalistas frente a los nacionalismos, su conciencia de clase frente a los populismos diversos, el sentido profundo de igualdad y fraternidad entre todos los seres humanos, la defensa radical de la paz frente a la guerra. Una izquierda que permite y contribuye a la confusión entre España y franquismo, considerando la España actual casi como una continuación de la España franquista, no atreviéndose a defender la España de la historia compartida, con sus contradicciones, miserias y grandezas, la España de la IIª República Española que vinieron a defender los héroes y heroínas de las Brigadas Internacionales. Sí España, y no un acomplejado "estado español" que utilizan vergonzantemente los pobres y cobardes de espíritu que aún tienen la cara dura de llamarse de izquierdas y hasta comunistas. Una izquierda que blanquea de progre a los nazionalistas desfilando detrás suyo, como perfectos auxiliares y avaladores de sus acciones reaccionarias.
Por todo lo dicho, y por lo que callo, es imprescindible construir la izquierda real, en Catalunya y en toda España. Una izquierda diversa y plural fundamentada en los principios y valores del internacionalismo y de la paz, de la conciencia de clase que una a los trabajadores, de la libertad y la democracia activas, de la organización y disciplina colectivas para acometer las tareas de construcción de una sociedad más justa, igualitaria, republicana y orientada al socialismo. 

                                                                      HEGEL
                                               MARX


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