OTRO CORTEJO IDENTITARIO ACOMPAÑANDO A FORCADELL. QUE NO DECAIGA. CUÁNTO TIEMPO PARA PERDER.
Y van en comitiva como las procesionarias de los pinos, tóxicas a ratos, chulas para impresionar o autoconvencerse, renqueantes en ocasiones reflejando el estado de ánimo real. No se puede decir que no se muevan de un lado a otro para no ir a ninguna parte. Al frente como siempre los y las jefes de la mesnada, guiados por Mas, su subalterno Puigdemont, Rigau, Ortega..., que son los que necesitan más moverlo todo para no tener que declarar dónde están los euros que contribuyeron a robar; luego, el abundante Junqueras, con Tardà, y Rufián...Y a codazos, buscando el primer plano, el fuet Nuet, Pisarello, o Pixarello, disfrazado de alcalde, el intrascendente Rabell de la "Catalunya Sí que es Pot", servicio auxiliar del independentismo, y hasta Camil Ros, el nuevo Secretario General de UGT, para dejar claro que el sindicato no luchará por los derechos pisoteados y recortados de los trabajadores pero sí por la fantasmada del referéndum, o de lo que sea. A estas alturas, qué más da. Perdón si no cito a todos/as, no tengo tanto tiempo para buscar.
Toda la comitiva está presidida por una gran pancarta que reivindica nada menos que democracia, esto que la excelsa procesionaria presente y sus seguidores ausentes, los conscientes y los desinformados o ignorantes, no piden nunca para que El Parlament y la Generalitat la apliquen en todas las decisiones que toman, permitiendo que estas dos instituciones se hayan convertido en un patio de monipodio en el que los encubridores de "els nostres lladres", los aventureros sin causa, los arribistas y oportunistas con sus causas personales, campen a sus anchas, carcajeándose de la democracia, la política, los trabajadores/as y la honradez.
Al final del paseíllo han cantado, como no, "Els segadors", como dando constancia de que todo lo hacen por Catalunya, por su pueblo, a pesar de su pueblo y engañando a su pueblo, o al que se deja engañar. "Els segadors", convertido en patrimonio dogmático, parece servir para todo, aunque viendo la historia de "Els segadors" y algunos detalles de aquella lejana guerra de lucha de dominio entre la monarquía hispana y Francia, de 1640 y del jueves de sangre, contra los ricos de España y de Catalunya, a uno le cuesta entender que tipos tan rojos, rojos, que hasta hace poco te descalificaban por "vende obreros", ahora huelan los sobacos de los burgueses y pequeño burgueses catalanes, tan malolientes como los de toda España que, como entonces, no dudarán un momento en buscar el amparo o aliarse con alguien que les apoye en sus afanes secesionistas, sean de aquí, de Europa o de América.
Como dice Orwell, el nacionalista no sólo no desaprueba las atrocidades cometidas por su propio lado, sino que tiene una extraordinaria capacidad para ni siquiera oír hablar de ellas.
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