miércoles, 20 de febrero de 2019

LA GENTE ESTÁ HARTA DE LA POLÍTICA. Y LA POLÍTICA DE LA GENTE.


Me viene a la cabeza este título, viendo, oyendo y analizando lo que ocurre en España, no muy diferente de lo que pasa en Europa y América. En España con un protagonismo especial y singular del juicio conocido como del "Procés" a unos políticos presos por haber vulnerado todas las leyes elementales del Estado de Derecho. En concreto, Constitución, Estatut de Catalunya, y las normas de funcionamiento democrático de las instituciones, del sistema jurídico y, en el mismo orden de cosas, convertir totalmente los medios de comunicación públicos en medios de propaganda al servicio de la mentira y la manipulación para narcotizar a la gente y hacerla cómplice de las aventuras políticas. 
Y me vienen a la memoria aquellas palabras de Martin Luther King, en relación con el propio titular, para entender lo que pasa en Catalunya y en el conjunto de España, en la Unión Europea, en América y en el resto del mundo. Decía Luther King en momentos diferentes en los que valoraba lo que ocurría en EEUU y en general: "Nuestras vidas comienzan a terminar el día en que nos volvemos silenciosos sobre las cosas que importan"; "Llega el momento en que el silencio es traición"; "Nada en todo el mundo es más peligroso que la ignorancia sincera y la conciencia estúpida"; "Al final, no recordaremos las palabras de nuestros enemigos, sino el silencio de nuestros amigos"; "La máxima tragedia no es la opresión y crueldad de las malas personas, sino el silencio de la buena gente". Estas palabras de Luther King, al que los secesionistas de la derecha catalana intentaron convertir, como a Mandela entre otros, en aval moral para sus fechorías políticas, valen tanto en referencia a cosas locales de cada espacio geográfico como a los asuntos mundiales globales, manoseados y convertidos en grandes mentiras al servicio de los intereses privados de los oligopolios del poder económico y político de cada lugar y a nivel mundial. Sucedió con la guerra de agresión y destrucción de Iraq, Libia o Siria, sucede ahora con la intervención en Venezuela como siempre ha sido contra Cuba. EEUU, el imperio al que todos rinden pleitesía, esté Bush, Obama o Trump, bloquea y arruina económicamente un país e interviene militarmente o hace intervenir a sus esbirros para volver a dominar y saquear sin límites América Latina como hizo en su momento en Chile con Pinochet, en Argentina con Videla, en Brasil, Uruguay....., con sus respectivos tiranos. Y ahora lo intenta realizar al nuevo estilo golpista, procurando evitar hasta donde le sea posible las bombas y los tanques, convirtiendo al enemigo a abatir en un monstruo que inspire a la mayoría de la sociedad repugnancia y deseos de liquidar y hace exclamar a una persona como la alcaldesa de Madrid, que está, o debería estar documentada, que "Venezuela es una dictadura horrorosa". Exactamente se hizo así en Iraq, Libia y Siria y no van a tener escrúpulos de ningún tipo para hacerlo en Venezuela. 
No quisiera terminar con aquellas otras palabras de Martin Luther King "Debemos aprender a vivir juntos como hermanos o perecer juntos como necios", expresión diáfana de la imprescindible necesidad y urgencia de abordar las relaciones internacionales en sus diversas situaciones de la única forma posible: sin bloqueos y boicots criminales para vencer por hambre, como ya hacía el imperio romano, sin guerras ni intervenciones golpistas, respetando las leyes internacionales, la independencia y soberanía de los estados y potenciando el diálogo y el acuerdo entre posturas diferentes. Pero vista la decisión tomada por los EEUU del actual energúmeno del capital, Trump, quiero terminar con un llamamiento a hacer todo lo posible para denunciar y movilizarse frente al nuevo acto de agresión criminal contra Venezuela, Nicaragua, Cuba y toda América Latina. Intentar que la política atienda a las necesidades de la gente para que la gente aprenda de nuevo a tomar en consideración la política y a utilizarla como el más eficaz instrumento para cambiar y mejorar las cosas en la economía, en los derechos humanos, en la solidaridad y la paz entre personas y pueblos. Queda dicho en estos días en que después de la convocatoria electoral se oyen los mismos ecos repetitivos y cansinos de las políticas caducadas.   
            

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