martes, 12 de febrero de 2019

(Publicado en La República.es el 7 de febrero 2019)
Paco Frutos Gras.

VENEZUELA, EEUU Y GOBIERNOS DEL MUNDO, PEDRO SÁNCHEZ Y ESPAÑA.

Las grandes crisis económicas, políticas, de disputa territorial entre estados diferentes, sean reales por la gravedad de los problemas, o provocadas manipulando los problemas, son convertidas en motivo de intervención imperial, neocolonial, de dominio geopolítico y/o de saqueo de recursos ambicionados por los que en cada momento se sienten y creen dueños de los destinos del mundo porque hace mucho tiempo que ejercen este papel. Quede claro, pues, que el ansia de dominio económico y político autoritario y egoísta está en el origen de muchas de las crisis y que la actitud ante ellas de cada persona y país delata el carácter democrático que se defiende o el imperial al que se está subordinado, por intereses, inercias o indigencia moral y política, o por todo a la vez.
Esto que acabo de decir y la posición de cada persona, grupo o gobierno es lo que pone de relieve el verdadero sentido ideológico, moral y político de las personas, de las organizaciones, de los medios de comunicación, o de los sectores intelectuales que, en cada país o en general, predominan e imponen sus ideas, propuestas y dictados. Esto es así desde siempre y retrata muy bien a cada cual y explica a la perfección los procesos. Como opinión general en relación a los hechos históricos que desembocan en la situación actual en el mundo, remarcar que, en términos generales, la derecha liberal siempre ha defendido lo que ha considerado más adecuado al mantenimiento de sus intereses, vinculados a la propiedad privada sobre los medios de producción y servicios y contrarios al sentido colectivo y socialista que la izquierda ha intentado imprimir, con más o menos fuerza y convencimiento a su acción. En algún caso, esta derecha liberal se ha posicionado claramente al lado de los comunistas y la izquierda contra la extrema derecha, el fascismo y, en el caso de la Alemania nazi, contra Hitler y lo que representó. De la misma manera que, en general, esta derecha liberal, salvo honrosas excepciones, se ha puesto al lado de las acciones imperialistas, neocoloniales y fascistizantes cuando han sido practicadas por los afines en nombre de la libertad y los derechos humanos. De la guerra de Corea a la liquidación de una democracia fuerte y social en Guatemala con Jacobo Arbenz de presidente; del golpe contra el Irán de Mohammad Mosaddeq y la nacionalización de los recursos petrolíferos del país en manos de los grandes oligopolios internacionales; de la guerra de Vietnam a la agresión militar y el bloqueo contra Cuba; de armar a los terroristas en Afganistán contra la URSS a impulsar la fragmentación y la guerra en Yugoslavia; y de allí a Iraq y Libia destruyendo ambos países y continuando con Siria; de Chile a Uruguay y Argentina hace unas décadas y de Brasil a Venezuela  pasando por Nicaragua ahora. 
¿Y la izquierda?. Empezando por la izquierda socialdemócrata, en la cual a principios del siglo XX había socialistas, socialdemócratas y comunistas, en 1914 se produjo la total ruptura cuando la socialdemocracia alemana, seguida de la francesa y la británica, traicionando los acuerdos tomados en la asamblea de Londres de no votar los presupuestos de guerra en ningún país ya que esto era la guerra entre los obreros de todos los países, los votó, en nombre de la defensa de los intereses nacionales de la patria. Las consecuencias de la Iª Guerra Mundial, 1914-1918, en muertos, destrucción, crueldad, odios, germinación de las bases del nazismo y el fascismo y preparación de la IIª Gran Guerra, son bien conocidas. Y desde entonces, ya que estábamos hablando de las organizaciones de la izquierda en su conjunto, la ruptura y la participación de la izquierda socialdemócrata en gran parte de las guerras que se han producido. Y para no ir más lejos aquí tenemos la actitud del conjunto de la sociademocracia en Libia, Siria y ahora en Venezuela. En la agresión y destrucción de Libia por la OTAN y el apoyo a los movimientos terroristas, con la excusa de la defensa de la vida de los libios, participó España, con un Presidente, una ministra de Defensa y otra de Exteriores y un gobierno al completo del PSOE, y un general de la OTAN siguiendo sus ordenes.
Sin pretensión de alargar más el memorial, nos encontramos ahora que EEUU y todos sus socios de intereses se posicionan contra el gobierno bolivariano de Venezuela, contra sus políticas y practican el golpismo después de alabar por todo lo alto a los golpistas como una especie de salvadores de la patria. Todo ello en vez de reunirse con el gobierno venezolano e intervenir conjuntamente como propone éste reiteradamente, para un diálogo y unos acuerdos que permitan en paz y respeto mutuo mejorar la situación del pueblo, llamando a la convivencia, sin necesidad de compartir todas las políticas del gobierno ni dejar de defender en la sociedad las propias con métodos democráticos. Y en España, de nuevo, el gobierno del PSOE disfrazado de caperucita de la paz se posiciona al lado del amo Trump y sus verdugos en Europa y en el mundo, exigiendo a Maduro la convocatoria de elecciones en el plazo de 8 días o apoya al verdugo y a su títere Guaidó. Pedro Sánchez, el presidente ful cuyo único objetivo es mantenerse en el gobierno a costa de lo que sea sin convocar elecciones, hace de palanganero auxiliar de EEUU con patéticas y miserables declaraciones de subordinación tanto de él como de sus ministras/os. Y mientras, en la escena política española, Sánchez continúa bailoteando alrededor de Torra y los secesionistas. Tarea en la que la izquierda que se auto define alternativa, léase Unidos Podemos, los Comuns de Catalunya, las Mareas, más los partidos que componen estas siglas, les sigue el ritmo, a pesar del evidente fracaso reciente de esas posiciones en Andalucía. No sé porqué me huelo y temo que la izquierda, la social liberal y la auto convencida de ser alternativa, están haciendo el trabajo sucio para el crecimiento y fortalecimiento de las derechas  y extremas derechas en España. Sería una muy mala noticia, aquí y en toda Europa, que se repitiera en toda España lo de Andalucía. 

   

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