lunes, 3 de septiembre de 2018

(Publicado en La República.es) 

CONTRIBUCIÓN A LA CONSTRUCCIÓN DE LA IZQUIERDA Empezaré por desmontar tinglados y lenguajes falsos que ensucian todo el panorama político, que difuminan hasta liquidarla a la izquierda, prostituyen la democracia y anulan el más elemental buen sentido común de muchos centenares de miles de personas que se convierten en acólitos del último sacerdote facistoide del nacionalismo. 
Dice Carles Puigdemont, el ex president fugado como conejo en un gran acto de valentía: "La simbología soviética y nazi representa regímenes responsables de la muerte de millones de víctimas en manos de los verdugos comunistas y fascistas". (Bien traducido por mí del catalán). 
Dice Thomas Mann, escritor de origen burgués, humanista liberal y premio Nobel en 1929: "Colocar en el mismo plano moral al comunismo ruso y al nazifascismo, en la medida en que ambos serían autoritarios, en el mejor de los casos es una superficialidad; en el peor es fascismo. Quien insiste en esta equiparación puede considerarse un demócrata pero en verdad y en el fondo de su corazón es en realidad ya un fascista, y desde luego sólo combatirá al fascismo de una manera aparente e hipócrita, mientras deja todo su odio para el comunismo." THOMAS MANN. 
 Por lo dicho en las líneas precedentes no nos extrañe, pues, que Catalunya se tiña de amarillo, amarillo, amarillo, un color igual al de las estrellas de David que el nazismo hizo colgar de la pechera de todos los judíos para que quedara claro que eran los apestados. En este sentido, creo que ya esta todo dicho. Sirva ello para aclarar donde estamos y no dejarse engañar más, salvo que uno/a se deje embaucar, por intereses o por cretinismo moral y político, que de todo hay. Ahora vayamos a lo nuestro. Costará poner en marcha una dinámica que restituya el papel de la política para abordar democrática y razonablemente los problemas colectivos, sin convertir la realidad en una fraudulenta imagen de si misma. Sin ir más lejos, lo que ha ocurrido con el juez Llarena estos pasados días pone de relieve el hedor insoportable a mentira y manipulación de la charca política y la indigencia moral del sistema en su conjunto y, especialmente, por lo que nos afecta, de la otrora izquierda, desaparecida como tal tanto en España como en Europa. 
 Ya en otras ocasiones he hablado del asunto monarquía-república como algo que no se puede tratar banalmente como si en el juego de palabras se dilucidara la realidad. En España hay una monarquía parlamentaria que te permite defender todas las ideas civilizadas aunque haya gran disparidad entre unas y otras. Hay una historia común para lo bueno y para lo malo, importantes luchas sociales y políticas comunes a las clases trabajadoras y populares. Las personas, los luchadores/as, que tenemos un horizonte republicano, no lo perdemos de vista por complejo que sea, de la misma manera que tenemos una perspectiva de carácter socialista con la que intentamos trabajar cada día, orientando las luchas más concretas y elementales hacia esta alternativa de emancipación social que dio vida al movimiento comunista en 1920-21. O sea, que trabajamos y luchamos por una república socialista teniendo en cuenta la realidad. 
 En nuestra ideología, salvo que esta sufra una degradación irreversible, los nacionalismos y racismos no pueden tener ningún papel, ni los viejos, ni los nuevos que amparándose en cuentos e historietas sobre razas e identidades ancestrales superiores, conducen siempre a enfrentamientos violentos y a la liquidación de la lucha de clases como verdadero motor de la historia. Consecuentemente con lo dicho, continuaré desenmascarando a los embusteros, vividores y cantamañanas de la historia. Es lo que debemos hacer los que tenemos un sentido republicano y socialista de verdad. La defensa de esta España hasta su culminación en una España republicana y socialista, que rinda honor a lo mejor de su historia: la del movimiento obrero y popular de Catalunya, de Andalucía, de Madrid, las 2 Castillas y Asturias, de Galicia, Euzkadi y Aragón, de Extremadura, Murcia y Canarias, del País Valenciano, Navarra y la Rioja, de Cantabria a las Islas Baleares, atravesando el Estrecho hasta Ceuta y Melilla. Teniendo un fraternal recuerdo a los que defendieron, muriendo muchos de ellos y ellas, Madrid y Catalunya del fascismo, sin importar de donde eran. Recordando con emoción a los hermanos de las Brigadas Internacionales, muchos/as de los cuales yacen en nuestra tierra y cunetas. Esta es nuestra más sentida historia de España, no la que intentó escribir el franquismo, ni la que intenta escribir ahora el secesionismo racista, en gran parte cómplice del franquismo por parte de muchos de sus protagonistas. 
 Para trabajar en ello, vayan unas ideas y propuestas: 
 1.- Queremos y defendemos una España unida, común e indivisible en sentido federal, sin ningún privilegio ni relación bilateral exclusiva. Con horizonte republicano y socialista. 
 2.- Que las competencias unitarias de todos y para todos y las de las partes sean concretas y claras y no sujetas a cesión o delegación de competencias. Cada parte responsable de lo que le compita y todas las partes corresponsables del conjunto, con equilibrio solidario y eficaz de todos los recursos humanos y económicos. 
 3.- Defensa de políticas de avance y cambio social. Justicia social frente a la depredación del capital, igualdad de derechos entre hombres y mujeres ante el trabajo y en la sociedad, solidaridad de clase y popular. 
 4.- Y como parte inseparable y básica de todo lo anterior, acción permanente contra la guerra y defensa irrenunciable de la paz. Trabajar aquí y en el mundo por la convivencia, la solidaridad y el entendimiento entre los pueblos. A tal fin, disolución de la OTAN como aparato de imposición del capitalismo más brutal y conversión de las bases bélicas extranjeras de nuestro territorio en bases para la paz y el desarrollo social de las zonas más castigadas por las guerras y las hambrunas. Que una ONU democratizada se encargue de mantener la paz cuando haya discrepancias y enfrentamientos entre países, o en un país. En esa línea, exigir que se dedique un gran presupuesto de los países económicamente más desarrollados, a reconstruir lo que sus guerras han producido y a contribuir al desarrollo de infraestructuras económicas y sociales en los países próximos saqueados por la voracidad capitalista. 

Esto es un breve resumen de ideas, iniciativas y propuestas. Hay plataformas unitarias de izquierdas que están trabajando en la misma línea. Apoyémoslas y organicemos los esfuerzos colectivos.
Paco Frutos Gras.

LA REPUBLICA.ES




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